martes, 14 de junio de 2011

UN CORAZÓN DE ADORADOR

La palabra adoración proviene del latín que significa dar un homenaje, AD a -, ORA boca, (trayendo la boca), los romanos la utilizaban llevándose una mano a la boca, y aventando un beso al objeto de su adoración, ya fuera un ídolo o una estatua, o un rey, o el ser amado. El adorador usualmente llevaba la cabeza tapada, y después de ese acto, se daba media vuelta del lado izquierdo al derecho, así pues se inclinaban y besaban los pies de sus dioses.

La adoración comúnmente llevaba consigo, la Devoción, el honor y la Alabanza hacia la deidad indicada, llámesele dios o diosa. A veces es a capella, o con instrumentos.
Religiosamente hablando, la adoración debe ser sincera. Por lo tanto, adoración es la actitud o la intención interna del corazón del hombre, entendiéndose la obediencia, el servirlo, el “hacer la voluntad de la divinidad”. En definitiva, implica que la forma de vida está 'regida' por los preceptos de esa deidad.

El principio de la adoración es el arrepentimiento
Ir delante de la presencia de Dios buscando perdón por nuestras actitudes, sentimientos, pensamientos y obras.
Nuestro Dios es completamente Santo, 100% Santo. La santidad de Dios es absoluta.
No podemos presentarnos ante Dios y decirle: Señor soy 99% Santo y sólo un 1% pecador, es como que nos ofrecieran beber agua 99,9 % pura, pero con un 0,1 % de agua de cloaca. La tomaríamos?

En Isaías Dios nos habla de sus sentimientos cuando nos presentamos ante El para adorar, sin pedir perdón por nuestras faltas. Leamos: Is: 1:10-20. En este capitulo podemos ver como para Dios nuestra adoración, ofrenda o sacrificio es VANA, no sirve para nada. El la aborrece. Palabra fuerte de parte de Dios, pero Rhema para nuestras vidas, nos describe exactamente como se siente Dios ante nuestra presencia sucia y vil.

En su absoluta misericordia nos llama a rendirnos en arrepentimiento, para que nos pueda dejar limpios para estar ante su presencia.

Lev 11:44  Yo soy Jehová,  vuestro Dios.  Vosotros por tanto os santificaréis y seréis santos,  porque yo soy Santo”.
Vayamos pues derramando nuestros corazones delante de su presencia, confesando todo lo malo que hay en nuestro corazón, todo sentimiento de odio, ira, raíces de amargura, sentimientos que no son fruto del Espíritu. En Gálatas 5:19-23: “Manifiestas son las obras de la carne,  que son:  adulterio, fornicación,  inmundicia,  lujuria, idolatría,  hechicerías,  enemistades,  pleitos,  celos,  iras,  contiendas,  divisiones,  herejías, envidias,  homicidios,  borracheras,  orgías,  y cosas semejantes a estas.  En cuanto a esto,  os advierto,  como ya os he dicho antes,  que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Pero el fruto del Espíritu es amor,  gozo,  paz,  paciencia,  benignidad,  bondad,  fe, mansedumbre,  templanza;  contra tales cosas no hay ley”.

Por eso el Señor expresó en  Mat. 7:22-23  “Muchos me dirán en aquel día: Señor,  Señor no profetizamos en tu nombre,  y en tu nombre echamos fuera demonios,  y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;  apartaos de mí,  hacedores de maldad”.
El Arrepentimiento es primordial para adorar a Dios y estar ante su presencia.

Hermanos, Dios es Amor y es Santo, cómo podemos pues, comunicarnos con Él llevando con nosotros sentimientos ajenos a Él, y a los cuales repudia Pro 6:16-19  Seis cosas aborrece Jehová,  Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos,  la lengua mentirosa,  Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos,  Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras,  Y el que siembra discordia entre hermanos”.

Sal 11:5  Jehová prueba al justo;  Pero al malo y al que ama la violencia,  su alma los aborrece”.

Si realmente queremos conocer a Dios y mantener una limpia y pura comunicación con Él, debemos examinarnos todos los días, poner nuestros pecados y sentimientos ajenos a Él, delante de su presencia, y con humildad, pedirle perdón.

Entonces, entremos ante su presencia, seguros, de que nuestra adoración será escuchada y bien recibida por nuestro Rey.

Jeannette Isaza

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